Crisis matrimonial y de
Parejas |
La
crisis de los cuarenta empieza
en los 30. Llega entre los 35 y los 45 años y consiste
en que la mitad de la vida ya está gastada. Entonces
llega la pregunta: “¿Cómo quiero gastar la otra media?”.
Y la sentencia; “Sólo me queda la otra mitad”. Y
ahí cada persona mira hacia atrás y hacia adelante
y, como en una balanza, empieza a sopesar las metas
fijadas y los logros obtenidos.
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Crisis matrimonial y de
Parejas |
La crisis
matrimonial de los 40
y las razones de buscar fuera.
Según un análisis de la Familia,
la crisis matrimonial durante esos años es realmente
una crisis de personalidad. Y empieza con los siguientes
síntomas:
- Se empieza a enfriar, el primer amor que les llevó
al matrimonio. Se resquebraja la unión familiar para
sacar adelante a los hijos y aparece la sensación
de haber cumplido las metas matrimoniales.
- Comienzan a registrarse las primeras limitaciones
físicas, cambios emocionales y de conducta. Se entra
en la madurez, el principio de un tobogán que se
precipita a la vejez.
- Es la época donde algunas parejas se sienten atraídas
por lo que existe fuera.
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Crisis matrimonial y de
Parejas |
Llega entre los 35 y los 45 años y consiste en
que la mitad de la vida ya está gastada. Entonces
llega la pregunta: “¿Cómo quiero gastar la otra media?”
- Es una etapa donde algunas parejas se dan cuenta
que no han llegado a los objetivos que tuvieron cuando
se casaron.
- Se dan cuenta de que han desperdiciado unos estupendos
años de vida, cuando el intelecto y el cuerpo, estaba
en los mejores momentos de su máxima potencialidad.
- También aparecen los cambios físicos, que suelen
ser deterioros corporales. Arrugar, canas y kilos.
- Aparece la preocupación por las enfermedades, chequeos
médicos y en algunas personas, se empieza una actitud
hipocondríaca.
- Se aumenta la
belleza interna y la tranquilidad de
espíritu, lo que origina que aparezca esa otra belleza
que nada tiene que ver con la frescura corporal de
los años jóvenes.
- Comienza a sentirse el cansancio motivado por todas
las responsabilidades.
- Comienza a mantener una postura apática, ante el
sexo con su pareja.
- Los hijos comienzan a ser independientes y se alejan
poco a poco. Hay que enfrentar a la rutina matrimonial.
- En el entorno laboral aparece alguien a quien le
dedican más tiempo y atención que el debido. Empiezan
los coqueteos con otras personas. Incluso, sin ninguna
razón profesional, se pasa demasiado tiempo en el trabajo
o fuera con compañeros justificando así la llegada
a la casa a última hora. |